A veces nos cuesta excesivamente plantearnos nuevas formas de vida. Nos cuesta salirnos de un marco dado o predeterminado, aun teniendo en cuenta que una de las características que nos otorgan las Ciencias Humanas es, precisamente, la capacidad de imaginar lugares inexistentes: Utopías o Distopías (en el espectro político).
Pero en este caso no vamos a plantear nada "irreal" sino todo lo contrario. Somos conscientes de la necesidad imperiosa de cambiar nuestra forma de movernos -sobre todo a nivel local-, y de abastecer la energía que necesitaríamos para ello. Apelamos en este caso a la responsabilidad individual, que devendría, a su vez, en una corresponsabilidad con nuestro entorno. El hecho de gastar combustible fósil, ecológicamente insostenible y dañino, éticamente inhumano por su trasfondo, para desarrollar nuestro movimiento -máxime, repetimos, en nuestro contexto local-, supone una contradicción con el mantenimiento de nuestro entorno y de nuestra solidaridad con el resto de personas que conforman la "famosa" humanidad.
Siendo coherentes, cada una en el plano que considere oportuno -ya sea por simple concienciación política, de lo que supone ese uso, sobre todo desmedido, ya fuere por la coherencia de la campaña caritativa de turno-, se debería paliar dicho consumo y dicha forma de transitar por nuestras ciudades o pueblos.
La oportunidad de acercarse a una nueva forma de moverse puede ser hoy, miércoles 28 de noviembre, a las 20:00 en Alcalá de Henares, uniéndote a la Bicicrítica. Partirá de la Plaza de los Santos Niños, y además de suponer un encuentro con el mundo concreto de la bicicleta, también es una forma de hacer que esta forma de movernos sea cada vez más usual dentro de las prácticas ahorrativas -en energía y en gasto económico-, ecológicas y saludables -bien por el ejercicio que se realiza, bien por la no contaminación que supone-.
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